El Hijo Tercero era moreno y andaba siempre despeinado y desaliñado. Cuando iba por la calle, casi siempre caminaba atolondrado mientras se fijaba en las hormigas, en los tallos de los melones, o en una pieza de un tractor que algún mecánico había dejado abandonada. Después de quedarse mirando por horas, no reaccionaba hasta que alguien lo llamaba. Edição bilíngue espanhol-mandarim.